Cada verano, el monzón deja a su paso agua para dar y regalar. Pero una nefasta política y educación medioambiental, la convierten rápidamente en agua sin garantías suficientes para su consumo.
De vez en cuando, observamos cómo los pueblos son abastecidos mediante camiones cisternas y en cuanto se abre el grifo, se arma la de San Quintín. En India, las filas o turnos no existen y las mujeres pierden la compostura, cuando no los nervios, con tal de aferrarse a la boca de la manguera. Resultado: más litros desparramados por el suelo que en el interior de las vasijas.
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