Tras descender hábilmente la veintena de escalones que conducen al río, ésta se sumerge en el agua y deja que sean sus cuidadores, los que se encarguen de frotarle su áspero y enorme cuerpo.
El elefante sagrado de Hampi.
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1 comentario:
Hola chicos
Aunque lleve días sin poneros nada por aquí, no dejo de visitar todos los días vuestras andanzas. Imagino que estareis recibiendo algunos correos míos que imagino os alegrará un poco las caritas, como la del elefante ese que vive como un marajá.
Un beso muy grande para los dos de parte de esta "family"
Gonzalo
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